Me voy de vacaciones!!!
QUÉ OS JODAN, ZORRAS!!!
Según relaciona Aldo Orso
«Me cago en todo lo barrido… «, dijo el inspector, mientras se sacaba la chorra lentamente del gabán y apuntaba al subcomandante. Entre tanto, un comando de cochinillos de Segovia se armó con un plato de porcelana y se lo metió por el culo al comisario. Entonces dije yo «a correr, a correr, cabrones, que me tocáis los cojones». Y, dicho y hecho, salieron de entre la nada un par de testículos volantes, peludos como sobacos de gorila que eructaban Pepsi y demás bebidas gaseosas. Por aquel entonces me quedaba un poco de leche en la nevera y dos cuartos de rinoceronte, el mismo que había cazado en casa de mi vecino el tonto. Mi vecino el tonto era arquitecto de hobby: de orco era un gilipollas del carajo que me vendió una moto, nada mala pero de un color considerablemente feo (ya sabéis a los que me refiero).
Después de unos inciertos segundos, mentirosos como putillas de marca, ocurrió lo inesperado: «momentos publicitarios» y, a la vueta del baño, lo inesperado dos: unos testigos de Jehová que acusaban a Dios de ser marica y picha floja se colaron en lo alto del campanario. No hay cigüeñas pero los tenemos de avestruces. Amás Delo Mismo me llegó a decir que él no era menos que nada, que por tan poco no era para ponerse así, y que no lo volvería a hacer más. Me supo mal que se lo tomara de ese modo porque le había prometido comerle el zapato en una orgía de las que dejan huella…
Despues de aquel episodio, con el rabo entre las piernas y una barra abierta de pan de centeno, decidí cagarme en la hostia puta y agenciarme un bazoca. Sólo me quedaba dar con el enano cabrón: un enano con dos cuernos y un rabo talla Chuck Norris, que en verano daba lana de puta madre.
Y como no hay dos sin tres: lo inesperado: final de la trilogía: la madre del cordero. El mismo que viste y calza cuando nada se lo impide, se desnuda y despereza cuando el tiempo lo permite. Así me quedé: acojonado ante tanta sorpresa, diciéndome: «ya va siendo hora de retirarme a un sitio tranquilo y quemar las discotecas de bacalaeros, enterrarlos en el jardín y con la droga que llevan venderla para comprarme semillas de pino, y sembrarlas que te cagas… »
Poco después escuché en las nocticias que llegaba el fin del mundo, de esto hace dos minutos. En breves iré a fumarme un cigarro. Y así pasan las horas y tú, tú contestando «quizás, quizás, quizás», porque sé de buena tinta que no estaba muerto que estaba de parranda, que no estaba muerto que estaba de parranda, leré leré, leré lerá…
TO BE CONTINUED…
¡QUÉ TE CALLES, COÑO!
Cinco minutos, por favor…
5 Minutes to Kill Yourself
Estas harto de la oficina y harto de todos! Tanto que quieres matarte! Pero es mas dificil hacerlo que decirlo, tienes cinco minutos para lograrlo!
Avance Informativo
Noticia de última hora: Tras duras negociaciones, Mepi Kaun Güevo y Meto Kol Osídem acaban de llegar a un acuerdo para no dar ni chapa en todo el verano. Ambas partes, satisfechas, se encuentran ahora en un largo almuerzo, que pudiera alargarse varias horas más.
Ua churugüei, ua churuguá…
Si Michael Jackson hubiera sido miembro de los Siniestro Total…,
…todavía seguiría vivo.
Sin palabras, by Forges
Mosqueo
¿Nunca, al pasaros
la lengua por los labios,
habéis notado
el sabor de la mierda?
Sin palabras, by Forges
Mi nombre es Koji Kabruto
Quien espere encontrar aquí un blog al uso, se pude ir largando.
Aquí no hay sitio para el peloteo mutuo, los «cervantes» de pacotilla, clubs de iluminados, ni nada que se le parezca. Me siento más próximo a la historia que nos cuenta la maruja en su bitácora nocturna, que a las memeces de tantos gilipollas que se creen la polla de Bukowski, cuando en realidad apestan como la pelusilla del ombligo (tántrico, eso sí) de Sánchez Dragó. En todo caso, éste es un diario de lo que me tiene hasta los huevos, que no es poco. Punto.
Para empezar, quiero dedicar este espacio a todas las pavas de mi oficina, aquellas que se emplean a fondo tocándose el higo el día entero, funcionarias cuyos méritos se basan en comerle el coño a la Subdirectora a cambio de que las deje seguir haciendo lo que mejor saben hacer: ir al mercadillo a por bragas para ver cuál de ellas tiene el culo más gordo (es una lástima que la ropa interior no se luzca en las cabezas, porque entonces sí que podrían presumir de tangas bien ajustados).
Por cierto, mi nombre es Koji Kabruto, desde una tierra que no existe, en un trabajo absurdo donde nada, salvo las vidas de estas víboras, pasa.